martes, 17 de mayo de 2022

LA RESILIENCIA

Atendiendo al diccionario de la RAE, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Trasladada al ámbito educativo, dónde está tan de actualidad en parte debido a la pandemia que acabamos de pasar. Se entiende por resiliencia la capacidad del alumno/a de superar las dificultades y retos que conlleva obtener buenos resultados y aprendizajes en un hogar, contexto, situación, circunstancia: social, económica… poco favorable.

La cuestión clave es averiguar qué contexto personal, familiar y de los centros educativos favorecen la capacidad de resiliencia de los estudiantes, ya que es fundamental para tratar de ayudar a los menos resilientes. 

La promoción de características resilientes en etapas como la niñez y la adolescencia es fundamental para el futuro desarrollo saludable de la persona. Y la escuela, como ámbito de socialización de conductas y adquisición de nuevos pensamientos y creencias y en tanto que facilitadora de la expresión de sentimientos y emociones, no puede ser ajena a este desafío.

La escuela cuenta con una estructura donde adultos, niños y jóvenes se relacionan, y es allí donde se transmiten valores y modelos significativos extrapolables a las relaciones interpersonales y sociales en general. 

En las escuelas tendremos que diseñar programas en los que el «yo puedo», «yo estoy», «yo tengo» y «yo soy» serán los cimientos para construir y promocionar la resiliencia en toda la comunidad educativa: niños, maestros y familias. 

Se han de favorecer climas emocionales positivos y optimistas en los que el alumno/a se sienta seguro y responsable, sin estar ello reñido con la debida exigencia. Esta escuela resiliente proactiva ha de contar con docentes que sepan acompañar el proceso de evolución personal de sus alumn@s y que acepten y sepan gestionar la diversidad y la complejidad de las relaciones entre los distintos colectivos (profesores, alumnos o familias). 

A continuación, enumeró algunos factores que creo que debemos fomentar en el proceso de construcción de la resiliencia en el aula. Aunque se puede utilizar la hora destinada a la tutoría o de Religión o Valores para realizar actividades para mejorar la resiliencia, cualquier oportunidad es válida para impulsar este proceso y esto se puede dar en cualquier asignatura. 

Y como ya he comentado anteriormente, el beneficio será general, independientemente de que el alumno/a se encuentre ante una adversidad o no.

 • Siempre positivos. una educación orientada a mejorar la resiliencia tendría que optimizar las fortalezas y virtudes del discente que le permitan adoptar una actitud positiva. Independientemente de los condicionamientos genéticos, se puede aprender a ser más optimista e interpretar las dificultades como retos. De lo contrario, las creencias negativas pueden condicionar el aprendizaje adecuado. 

En la clase se ha de respirar seguridad. El docente ha de generar en el aula un clima emocional positivo y seguro que permita al alumn@ sentirse respetado, apoyado y querido. Además, los alumnos/as no han de ser meros elementos pasivos del aprendizaje, sino que han de ser protagonistas del mismo y han de participar en las decisiones que se tomen en el aula.

 • Las relaciones siempre sanas. Hemos de fomentar las relaciones entre compañeros/as en las que predominen la comunicación, el respeto, la empatía y la cooperación, en detrimento de la competición. Cuando se da importancia a estos aspectos socioemocionales, que por otra parte son imprescindibles en la formación del ciudadan@ del mañana, y se fomenta el trabajo colaborativo, es más sencillo resolver los conflictos que puedan surgir y se facilita aprendizaje.

El cambio es posible. Como la vida constituye un proceso de transformación continuo, en el aula hemos de aceptar y suscitar un pensamiento crítico y creativo que permita visualizar nuevas posibilidades. Las ideas novedosas y diferentes facilitan el progreso y abren un mundo lleno de esperanza. 

Todos nos equivocamos. Cuando se asume con naturalidad que el error forma parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, aprendemos a tomar decisiones con determinación. Se disfruta el proceso y no nos afecta negativamente el no obtener un determinado resultado porque sabemos que el análisis de la situación nos permitirá mejorar. 

• Fomentemos la autonomía. El alumno/a ha de aprender a ser autónomo y saber distanciarse de opiniones negativas que le puedan perjudicar. Para ello es imprescindible su mejora en la autorregulación emocional y, en concreto, es muy importante la técnica del autorrebatimiento que permite, mediante el diálogo interno, analizar y relativizar el sentimiento provocado por una emoción negativa. Ya que la mejora del autocontrol ayuda en la lucha contra el tan temido estrés crónico.

• ¡Sonríe, por favor! Cuando somos capaces de relativizar las situaciones con sentido del humor, mejora nuestro bienestar. Aunque es difícil demostrar que el humor tiene beneficios terapéuticos, sí podemos afirmar que mejora la resiliencia de las personas y ayuda a disfrutar más de la vida. El docente que entra en el aula con una sonrisa natural tendrá más posibilidades de generar un clima emocional positivo y facilitar así el aprendizaje. 

Se trataría de fomentar la inclusión de alumn@s en grupos o comisiones, recoger sus sugerencias de mejora, fomentar la puesta en marcha de programas entre pares o bien poner en marcha estrategias de enseñanza participativa. Son acciones que podrían concretarse en proyectos de mediación escolar, de capacitación en liderazgo, revistas para la escuela, etc.

La resiliencia se trata de un aprendizaje que puede darse durante toda la vida y, más allá de las particularidades de cada uno, todos podemos aprender a ser resilientes. Y de la misma forma, todos los alumnos/as, independientemente de que estén inmersos en problemas o no, pueden beneficiarse de los programas educativos que promuevan la resiliencia, capacidad imprescindible no sólo para el desarrollo exitoso del alumno sino también del docente.




Copia de Infografía Álbum de Recortes Datos Collage Rosa y Azul de María José Cuquerella

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